Diario 1


La idea principal que me viene a la cabeza al analizar lo trabajado hasta ahora, es cambiar la imagen que tengo de mis alumnos. Solemos pensar que alguien es inteligente o no, y esto suele estar centrado con su capacidad para aprender en ciertos aspectos, pero nos olvidamos que hay muchas más formas de aprender, y todas son potencialmente válidas.

La Real Academia de la Lengua, define inteligencia entre otras acepciones como:
1. Capacidad de entender o comprender.
2. Capacidad de resolver problemas.
3. Habilidad, destreza y experiencia.

Por tanto, desde la definición vemos como no existe un solo tipo de inteligencia, o lo que es lo mismo, no existe una única forma de ser inteligente, si no que al menos existen 8.



Nuestro alumnado también tiene estas 8 formas de ser inteligente, por lo que resulta imposible intentar que todos aprendan de la misma manera o al mismo ritmo, pero no siempre es fácil identificar estas diferencias.

En mis clases de Educación Física resulta evidente aquellos alumnos que tienen una inteligencia corporal más desarrollada y los que no, pero al diseñar actividades para motivar a todos y conseguir el aprendizaje de todos, a veces olvidamos que quizá haya niños que no disfruten nada aprendiendo utilizando esa inteligencia, o a los que les suponga una frustración.

Encontrar la solución empezaría por aumentar la personalización del proceso de enseñanza aprendizaje. Pero para llegar ahí, necesitamos una escuela diferente. Menos niños por aula, más tiempo para los aprendizajes que a veces nos arrollan por la cantidad de conocimientos que debemos impartir. Mayor implicación del alumno en el proceso de aprendizaje. Y mucha más importancia al proceso que el alumno desarrolla para llegar a adquirir un conocimiento, sea a través de la inteligencia que sea.

Como diría H.Gardner...





 


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